Muchas de las decisiones que tomamos en nuestra vida, marcan el rumbo de lo que seremos en el futuro. En algunos casos, dichas decisiones deben ser meditadas por más tiempo, dada su importancia. Sin embargo, en ocasiones, nos cuesta actuar con calma frente a situaciones estresantes y terminamos resolviéndolas sin mayor control de nuestros impulsos, sin reflexionar nuestro actuar y sin medir consecuencias.
¿Qué consecuencias pueden tener nuestros comportamientos impulsivos? ¡Muchísimas! A nivel personal, si resulta que cometimos un error a causa de aquello, estaremos abrumados y arrepentidos, buscando solucionar algo que probablemente ya no tenga remedio. Pero, por otro lado, a nivel de nuestras relaciones humanas, nuestro nivel de control de impulsos puede traer consecuencias que afectan también a quienes nos rodean. Por ejemplo, si nuestra impulsividad nos vuelve agresivos, es posible que terminemos hiriendo injustamente a amigos o pareja o, si nuestra impulsividad está dada por la necesidad de encajar, es posible que queramos retractarnos de haber asumido un compromiso que realmente no nos parece atractivo.
¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¡Varias cosas! Lo que siempre debemos tener en cuenta es que somos dueños de nuestros actos y que nuestra vida, en gran medida, está en nuestras manos. Teniendo eso en claro podremos ser también creadores de nuestra realidad y dueños de lo que ocurra en nuestro día a día, evitando culpar a aquellos factores que no podemos controlar.
¡Estos tips son para ti!
Llevando la teoría a la práctica, existen algunos tips para el control de impulsos que sería importante que comenzaras manejar. Recuerda que poco a poco podrás ir creando nuevos hábitos saludables que modifiquen tu conducta y hagan tu vida un poco más feliz.
- Tómate un tiempo:
Seguramente eres una de esas personas que carga con el arrepentimiento de haber contestado sin pensar, haber reaccionado de manera impulsiva o haber cedido ante la presión de otras personas. Bueno, en ese caso, es importante que aprendas a decir «me tomaré un tiempo para pensarlo y te contestaré luego», que es básicamente la versión moderna de «cuenta hasta 10». Si es necesario que pasen días, que así sea. Más vale una respuesta lenta y correcta, que una apresurada que nos dolerá después.
2. Ajusta tu lenguaje:
Cada palabra importa, incluso aquellas que solo te dices a ti mismo. Cada vez que decimos «nadie me escucha», no solo hacemos una declaración de principios, sino que ponemos en nuestra mente una visión demasiado absolutista de la realidad. Intenta reemplazar esa frase por «en ocasiones, me cuesta captar la atención de los demás» o «estoy aprendiendo a expresarme de manera atractiva». Ser asertivo es abandonar los «nunca», los «siempre», los «todos» y los «nadie» por palabras más realistas.
3. ¡No te guardes las emociones!
Practica expresar tus emociones e ideas sin usar malas palabras, sin alzar la voz y sin gesticular de manera exagerada. Este ejercicio te empujará a buscar las palabras correctas cada vez, puesto que no contarás con el apoyo no verbal que sueles utilizar, y que posiblemente hace que todas tus conversaciones terminen de mala manera.
¿Qué hacer cuando se nos escapa de las manos?
Por otro lado, cuando el descontrol de impulsos se hace incontrolablemente más intenso -en ti o en otra persona- y va acompañado de otros indicadores, es posible que forme parte de un Trastorno de Personalidad. En MirAndes existe un tratamiento especializado para esos casos. El Programa CREA está diseñado especialmente para diagnóstico o sospecha de Trastorno de Personalidad, ofreciendo alternativas terapéuticas a tu medida.