“Creo que fue el momento más difícil de mi vida. Literalmente jamás pensé vivir una situación así y mi marido menos”.
Así comienza su historia Gladys, quien de un momento a otro debió enfrentar que a su esposo le diagnosticaran un delicado cuadro de salud mental.
“Mi marido creía que las enfermedades mentales eran para gente con poco carácter, como algo asociado a la debilidad. Pero le tocó a él. Pasó de una depresión mayor a un delirio, por lo tanto era casi imposible seguir teniéndolo en la casa, porque él podía morir. Mi marido bajó 30 kilos en 2 meses. Dejó de trabajar, dejó de comer, dejó de conversar. Sólo quería morir”, relata Gladys sobre la historia que cambió sus vidas.
El esposo de Gladys comenzó a experimentar un desgano generalizado, que fue modificando su forma de ser. “El hombre que yo conocía no existía y las cosas que a él más le gustaban ya no le importaban. Pasó del desgano, a no querer comer, y luego a la agresividad”, cuenta Gladys, aclarando que si bien recurrieron a ayuda profesional, en ese momento se les recomendó esperar con paciencia a la recuperación de su esposo.
Pero Gladys sentía que no podía seguir esperando.
“Él tuvo varios intentos de suicidio. Yo casi no dormía, porque lo seguía toda la noche para evitar que se hiciera daño. Entonces para mí era una situación muy difícil”, confiesa sobre el cansancio constante que experimentó entonces.
Fue en ese contexto, en que Gladys analizó la situación y supo que si no hacía algo pronto el final de esta historia sería otro. “Cuando me decidí a internarlo fue cuando lo pillé tratando de ahorcarse; y después de eso, buscando cuchillos. Los otros psiquiatras me decían que no, que se iba a pasar. Él estaba con antidepresivos pero no estaban sirviendo. Fueron 3 meses interminables. Y un día me desperté y encontré una carta suya en la mesa, donde se despedía de mí. Me decía lo mucho que me quería, pero que ya no podía seguir. En ese momento yo dije o es ahora o él muere. No lo pensé 2 veces, y a escondidas me metí al computador y empecé a buscar clínicas psiquiátricas. Cuando llamaba encontraba puros problemas, y tenía sólo minutos para conseguir algo, porque él andaba encima de mí y ya le tenía miedo. Por eso fue fundamental la recepción que tuve en Clínica MirAndes”, relata sobre ese día.
Para Gladys, fue clave la forma en que la atendieron cuando llamó a Clínica MirAndes. Esa primera llamada marcó la diferencia y permitió que su marido recibiera la atención que necesitaba de manera urgente.
“Ese día yo llamé por teléfono a hartas clínicas, pero me ponían obstáculos. Cuando llamé a Clínica MirAndes, yo lloraba. Dije ‘señorita, por favor ayúdeme, estoy desesperada, tengo que internar a mi marido, pero no mañana ni en la tarde, tiene que ser ahora’. Me dijeron ‘déjeme ver qué puedo hacer, no tengo una atención ahora, pero yo le voy a ayudar. Deme 10 minutos y la llamo de vuelta’. Me llamaron antes de 10 minutos, y me dicen ‘tráigalo ahora’”, recuerda.
El camino para la recuperación
Una vez realizada la internación de su esposo, Gladys se enfrentó a un proceso intenso emocionalmente, pero en el que asegura que nunca se sintió sola, gracias a la continua retroalimentación que recibió por parte del equipo de Clínica MirAndes.
Cada mañana era informada por la médico psiquiatra sobre el estado de su esposo. Y se preocupó de comunicarse constantemente con el equipo de la clínica de manera de estar presente en el proceso terapéutico de su marido.
“Uno también tiene que estar interiorizada preguntando. Yo vivía prácticamente ahí aunque no podía verlo estaba siempre preguntando qué necesita, qué hago para ayudar”, explica.
Con todo, dada la gravedad del estado de su esposo, tuvieron que recurrir a Terapia Electroconvulsiva (TEC).
“Él no pudo salir con medicamentos, la doctora me dijo que había que hacer TEC… Vinieron días difíciles, porque con el primer TEC no pasó nada, al segundo tampoco. Y así pasaron 6 TEC en total. Pasé pascua y año nuevo, desde el día 13 de diciembre hasta el 16 de enero, cuando me dijeron un día lunes que estaba de alta, que había despertado de su delirio… Yo no podía creerlo. Hasta que no lo vi, no lo creí. Cuando llegué y lo vi, ya me miraba con otra cara y me daba besos. Yo en sus ojos ya veía otra cosa, ya no lo veía perdido”, relata emocionada.
Regreso a casa
Una vez recibida el alta, Gladys y su esposo comenzaron juntos una nueva etapa. Mantienen la vinculación con MirAndes, para los chequeos correspondientes a su tratamiento, y el contacto constante con la psiquiatra que los atendió.
“Ya estamos en el mes de julio y mi marido ha recuperado peso, está trabajando y ya no tiene miedo a vivir. Sabe que es una oportunidad de oro que le está dando la vida, y ahora sí cree que el cerebro puede jugar una mala pasada, y que la gente sí tiene que tomar vacaciones, sí tiene que descansar y que sólo hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar como él lo hacía”, subraya sobre el aprendizaje que les deja esta experiencia.
“Yo doy este testimonio por la parte humana, lo hago exclusivamente por el apoyo que me brindó el equipo humano de la clínica. Porque los familiares necesitamos eso, que te ayuden a ti también, porque el enfermo está adentro, y uno afuera se desespera. Pero la contención es alta. Estoy muy agradecida por eso”, subraya Gladys.
El esposo de Gladys estuvo 5 meses enfrentado a una crisis que afectó gravemente su Salud Mental, pero afortunadamente el haber accedido al apoyo profesional de MirAndes, le permitió salir adelante y recordar esta experiencia como parte de un aprendizaje.
“Mi marido es un sobreviviente, creo que la oportunidad que hemos vuelto a tener como familia es impagable y estoy muy contenta por eso… Voy a decir algo, creo que a él le cambió tanto el chip, que él ahora está más equilibrado que hace años atrás. Él dice ‘a mí me resetearon y hoy veo la vida distinta’. Porque él no estaría aquí. Él estaba grave mentalmente. Entonces verlo así ahora para mí es la felicidad total”, señala enfática sobre su experiencia con Clínica MirAndes.
Clínica MirAndes es un dispositivo clínico hospitalario, destinado al tratamiento de usuarios portadores de descompensaciones agudas de Salud Mental. Con los más altos estándares de seguridad, confort, calidad y el mejor equipo profesional, Clínica MirAndes está ubicada en la comuna de Providencia, en Salvador 726. Para más información puede contactarse a través del teléfono 22604 4004 o escribiendo a contacto@mirandes.cl.