Cuando decidió visitar a un psiquiatra de forma ambulatoria, fue diagnosticada con Trastorno Afectivo Bipolar (TAB). Entonces empezó el tratamiento de su patología de Salud Mental, pasando por una hospitalización sin mucho éxito; hasta que su psiquiatra tratante le recomendó la Terapia Electroconvulsiva (TEC). Él consideraba que podía ser una buena alternativa para sanar y mejorar el bienestar de LPPV, pero en dicho recinto de Salud Mental no contaban con aquel tratamiento.
Fue entonces cuando LPPV llegó a Clínica MirAndes, ingresó, inició su tratamiento y se sometió a 10 sesiones de TEC.
La mujer de 48 años accedió a realizar esta entrevista a modo de agradecimiento a MirAndes, a todo el personal, desde los especialistas hasta las personas encargadas del aseo. En MirAndes, ella pudo volver a escribir su historia y conectarse nuevamente consigo misma.
-¿Cómo fue su ingreso a MirAndes?
Hay ciertas cosas que no las recuerdo bien, pero cuando yo llegué a MirAndes fue porque llegó un punto en mi vida en el cual yo me pregunté para qué vivía, y la verdad es que no encontré respuesta. Yo en ese tiempo tenía mucha irritabilidad, muchos cambios de ánimo, podía estar muy eufórica y luego muy bajoneada por decirlo de alguna manera, al nivel de llegar a la tristeza.
Mi hermana se dio cuenta de que yo no estaba bien. Llegué al punto de pensar en el suicidio, y producto de eso me hospitalizaron. La verdad es que antes de llegar a MirAndes, yo pasé por otra clínica, pero en esa clínica a pesar del tiempo que yo estuve, no pudieron hacer que yo me empezara a recuperar o empezara a ver las cosas de otra forma. Así que en esa clínica, el psiquiatra que a mi me veía, me dijo que habló con mi hermana, que era mi apoderada y siempre lo ha sido, le dijo que tal vez yo podría recuperarme con la terapia de TEC, y por eso llegué a MirAndes.
-¿Cómo se sintió en Clínica MirAndes?
A mí me cuesta mucho expresar lo que yo siento, me cuesta demasiado. Pero les puedo decir que me sentí acogida, me sentí protegida en este lugar. La verdad es que estoy súper agradecida de la clínica, de toda la gente que me apoyó, y ésta es una manera de dar mis gracias.
-¿Qué es lo que más rescataría de su paso por MirAndes?
Yo creo que fue todo. En ningún momento me sentí sola. Siempre me acogieron. En mi primera etapa yo tuve un estado de crisis en un momento, de hecho en esa oportunidad hablé con mi hermana y le dije que me viniera a sacar, pero a pesar de todo, en ese momento igual sentí el apoyo de todos, incluso de la gente que trabaja en el casino.
-¿Usted recomendaría MirAndes a alguna persona que esté pasando por alguna patología de Salud Mental?
Por supuesto que sí, porque la verdad, es que todo lo que yo hoy día he logrado, es gracias a todo el apoyo que tuve acá en MirAndes. Volví a estar consciente de lo que pasa a mi alrededor, hoy día siento que soy «más yo» de la que era antes de ingresar y creo que las sesiones de TEC fueron de mucho apoyo también, por que eso me permitió volver al mundo real.
-¿Cómo fue la terapia de TEC? ¿Cómo se sintió y cómo fueron los días posteriores?
Me hicieron 10 sesiones de TEC. Logré conectarme con el doctor tratante, eso me permitió estar más en confianza. Antes de dormirme, él me explicó lo que me iban a hacer, me explicó algunas cosas que iban a venir en contra, pero yo no las encontré tan «contra».
Me trataron muy bien antes de hacer las sesiones de TEC y después cuando volví de la parte en que a uno la duermen.
Respecto a los días posteriores les puedo decir que es sentir que estás volviendo a tu vida real. Después de las primeras sesiones yo empecé a sentir un poco más de conciencia, empecé a estar un poco más tranquila, no con ese estado de rabia que yo llegué aquí. Empecé a sentir que mis estados de ánimo no eran tan cambiantes, eran más estables. No «bien bien» pero sí más estable. Pude volver a conectarme más conmigo misma y con lo que me estaba pasando. Mi familia también lo empezó a notar, pero quizás se empezaron a dar cuenta más tarde. Primero viví el proceso de manera más interna.
Yo estaba completamente bloqueada, esto fue un proceso lento a través de las sesiones de TEC y yo me imagino y siento que cuando dijeron «hasta aquí llegamos», es porque tanto la doctora tratante como su equipo médico, empezaron a notar que yo cambiaba. Lo más notorio fue que yo empecé a salir de un estado de bloqueo.
-¿Cree que hay un prejuicio hacia las personas que padecen enfermedades de Salud Mental?
Siento que actualmente hay un pequeño universo que asume más el tema pero creo que la gran mayoría de las personas que padecen una enfermedad psiquiátrica o psicológica no siempre son apoyadas. Yo tuve la fortuna que mi familia me apoyara en todo.
Siento que definitivamente hay un estigma. Es un tema que la gente no lo toca, no lo conversa como cuando se habla de religión, de política o de cualquier tema que se pueda plantear en un grupo de personas. Para mí fue muy dificultoso y tuve que acomodarme a que nadie en mi lugar de trabajo se enterara de mi tratamiento, porque si se enteraban iban a pensar que estaba “loca”.
En Chile se debería educar en la parte psicológica y psiquiátrica, porque si tú recurres a un especialista de esta área es porque estás enfermo. Es igual que si uno va al doctor por que hay que operarse de cálculos. Es lo mismo que decir «yo tengo depresión o bipolaridad«. Es una enfermedad y hay que tratarla. Incluso yo tuve amigas que les comenté sobre esto y después me preguntaban de forma despectiva si aún seguía en tratamiento. Es necesario que las nuevas generaciones cambien esta mirada.